La soledad se funde con la oscuridad
para hacer una única bestia palpable
El polvillo de tantas despedidas se asienta en los tapetes
y busca cobijo en mis propias comisuras
Me veo, pues, en un mundo giratorio, atrofiado, sin contornos definidos.
Millones de universos que chocan entre sí y se asfixian y confluyen en la misma imposibilidad. Termina siempre en un reguero de vidrios rotos
Las soluciones inverosímiles, las malas historias moralistas. Un eco empapado en alcohol se ríe al final del camino.
Música para mecanizar la realidad y hacer llevaderos los engranajes de las máquinas que fabrican causas perdidas.
Un cigarrillo dibujado en una sonrisa para omitir una (o varias) ausencias
Propagandas ad nauseam campan a sus anchas. Estériles. Demasiado
Despierto
Palpo la cama
Enciendo un cigarrillo e intento volver a dormir
Episodio Psico-Espacial De Ausencia Por Fractura número dos:
Fotos familiares que metamorfosean en rostros eróticos
Tú me desangraste para huir, grita TLX
Cierro los ojos y la música se empegosta en mis sienes, palpitando
Insisto en dejar de recordar que estoy vivo.
El ataúd no tiene fondo. Siempre se puede caer más bajo
Improvisados viajes, a Miami o a la luna, que fracasan antes de partir. Premoniciones de vacíos absolutos, en autopistas con veintidós distribuidores y ningún alma que valga la pena
La ausencia siempre es más fácil cuando no tiene fecha de caducidad. El desencuentro es predecible y siempre tiene algo característico, pero acaba por morirse. Ineludiblemente, se muere. ¿Es matar o morir?
Buscar con desdén algo fuera de las circunstancias. Algo que no exista, o que exista poco. Oposiciones concretas al suicidio. Absurdos, al fin
Mi terapeuta no responde mis llamadas
Episodio Psico-Espacial De Ausencia Por Fractura número tres:
Me molesta lo poco concreto de mis acusaciones. ¿De qué se acusa? ¿De volar? ¿De alterar la realidad al antojo? ¿De qué, de qué te acuso al fin?
Si pudiera afirmar sin miedo a pérdida que mientes, lo haría. Pero mi concepción de la realidad es demasiado gelatinosa como para condenar actos tan tibios, tan escurridizos, tan cambiantes de color, como tus muslos o tus dedos desanudándome
Magia de horas inyectada sin piedad en el cuarto de proyección de mi cerebro: condenado a verte en cada ausencia ajena, en cada episodio de decadencia anunciada
El humo del cigarrillo se entumece en frente de mí. No se puede resquebrajar. Se amolda al espacio. Tan parecido a algo real, tan parecido que olvido que es humo.
Hemorragia masiva doctor, hemorragia masiva. Podrían poner eso en mi cédula, o en la tuya.
Los microondas, los televisores, las licuadoras vienen con advertencias de fatalidad. Las armas no. Tú tampoco.
Episodio psico-espacial de ausencia número tres. Psico de psique, espacial de recámara. Ausencia de relevancia en ambos.
Por cortesía, los episodios no tienen créditos
Imaginen al león rugiendo. O mejor, a un profesional de latonería haciendo a La Mona Lisa en la maleta de un sedán ochentoso. Y después acelera, y se va, y se va hasta perderse.
Fin.
Episodio Psico-Espacial De Ausencia Por Fractura número cuatro:
Me despierto. Era un supermercado, olía a pegoste solidificado por aire acondicionado.
No estabas desnuda
Te escondías de mí
Huías. Tú, huías.
Me levanto
Pongo un disco de Caramelos, de cuando eran neo-punkies despechados
Tipeo YouPorn en el navegador. Sub-categoría: redhead
To be continued
No hay comentarios:
Publicar un comentario