Paranoia Al Amarillo Número Cinco

He aquí la genuina intención de convertir el mundo en una fiesta

martes, 29 de abril de 2014

Apuntes Sobre Estar Enamorado (Y Asier Cuando Era Pelón Y Soltero)

Escribo esto a propósito de la pregunta de una amiga. ¿Qué es para ti estar enamorado? Más allá de lo cursi, lo banal y lo High School Musical que pueda sonar, quise darle tamaña respuesta a tamaña pregunta (porque me la tomé como tamaña pregunta). He aquí el resultado



Estar enamorado es estar haciendo una pasta un mediodía cualquierongo y sorprenderte a ti mismo, maniobrando agua hervida y especies, repitiendo ese momento miles de veces en tu cabeza. Los fotogramas se suceden uno tras otro a una velocidad increíble: tallarines,  fetuccini; sal, orégano; agua fría, agua caliente; estanterías de mármol o de madera atornillada a las bravas. Lo único fijo es su expresión suave de "¿qué me miras?". Entonces ese alud de escenarios chocan y te dan una sensación de presente, de temporalidad, que jamás habías sentido. El tiempo se vuelve un instrumento de tu propia felicidad. Más allá de toda circunstancia, ella prevalece. 

Te jodiste. O lo que es lo mismo, te enamoraste. 

El enamoramiento tiene un importante componente físico, pero creo que esto varía mucho por edad, contexto social y preferencias personales. En mi caso es una constante necesidad por comprobar que el ser que tengo al lado de verdad existe, tiene texturas, olores, sabores... Indiscutible fascinación por el cuerpo del otro.

Lo anterior no tendría sentido completo sin la fascinación por el mundo del otro. El erotismo más poderoso viene por la palabra. En palabras de Benedetti, "que alguien te haga sentir cosas sin ponerte un dedo encima, eso es admirable". Tirar (o hacer el amor, para los ebrios) pasa por meterse en sus intereses, en su forma de concebir el mundo y la existencia. Pasa por fijarse en detalles imperceptibles: por qué sostiene el cigarrillo así, por qué se ríe de lo que digo, por qué se arropa sólo hasta los tobillos. Configurarse una idea de quién es, quién fue y quién puede llegar a ser, como un rompecabezas tibio que es mejor no terminar. 
  
Por otro lado, estar enamorado remite a la irracionalidad. Me explico: racional y lógicamente, no hay motivos para buscar semejante aproximación con otra persona, más allá del interés reproductivo. Eso la reduciría a una "hembra genéticamente apta". Sin embargo, el enamoramiento va más allá de eso y persigue una confabulación más profunda con el otro: sintonizarse, entenderlo, abarcarlo. Persigue, de alguna forma, fundirse con el otro, reducir al máximo el espacio que hay entre los dos. Volver al estado de unidad que parece natural. Esto va mucho más allá del hecho biológico, es algo "espiritual" que si bien puede ser abordado desde una perspectiva racional, no lo es per sé. 

En la misma línea, la razón termina subordinada al enamoramiento, y el enamoramiento es irracional. Por tanto, la razón termina supeditada a la irrazón. Con esto me refiero a que se pueden lograr posiciones "objetivas" y razonadas fundadas en el enamoramiento. El aparato lógico de nuestro cerebro puede convertirse entonces en una fábrica de realidades, aceptablemente racionales y lógicas, pero cuyo motivo de ser es la irracionalidad de estar enamorado. Nuestro juicio y conceptos son alterados: aceptamos esta pequeña demencia sin problemas. Creo que aquí es donde reside el punto de quiebre, el "completa y absolutamente enamorado". No sólo cuando nuestra percepción se amolda a lo que queremos ver, sino que podemos justificarlo perfectamente. Entonces la línea entre lo real y lo ideal se vuelve gratamente difusa (¿o siempre lo fue?)

Es imposible, a mi manera de ver, enamorarse con cuidado. Siempre hay un margen de vulnerabilidad desconocido. Es un proceso que, una vez que empieza, es casi imposible de detener, y si funciona aumentaría sus dimensiones a un ritmo siempre superior al de nuestra percepción, haciendo casi imposible saber realmente "cuán enamorados estamos". Nuestra racionalidad siempre se va a quedar corta. Asimismo, y como es lógico, si nos abrimos a fascinarnos física y espiritualmente; alterar nuestra racionalidad y proyectar en una masa temporal gelatinosa llamada "futuro", la persona de la cual estamos enamorados cobra una importancia insospechada. Podría decirse que asumimos a ese ser como parte de lo que somos y seremos. Por la falta de control, el crecimiento incalculable y la importancia de lo que está en juego es que estamos en una posición vulnerable.  Tan vulnerable que no sabemos qué tanto. De ahí que tanta gente asocie el dolor al enamoramiento, y a esto quiero dedicarle un párrafo a parte.

Como dije antes, la línea entre lo real y lo ideal se vuelve gratamente difusa, porque estamos enajenados de felicidad y expectativas. En otras palabras, tenemos poco o ningún control. Además, estamos construyendo castillos en el aire: cosas demasiado complejas y potentes pero a la vez frágiles. Dado ese escenario, depende totalmente de los actores. Si hay madurez, confianza y están las cartas sobre la mesa, se pueden sobrellevar los miedos y la fragilidad como parte, incluso aprovechable, de lo que sea que se desarrolle. Si no, se tuercen las cosas, y comienzan los verdaderos desastres de brevedad y cicatrices incalculables. 

Sin embargo, me parece miedoso asociar ineludiblemente el enamoramiento al dolor. El miedo a sentir, que podría estar justificado, es, no obstante, el génesis de innumerables fracasos. El miedo está hecho para protegernos de riesgos potenciales, pero en este caso el miedo es un riesgo por sí mismo. Además, si todo va bien, la tentación a ceder al riesgo va a ser suficiente como para que seas capaz de zambullirte en el paraíso (o infierno) emocional, sensorial y demencial que es enamorarte. Si hay o no confianza, el miedo crecerá hasta atrofiarlos a ambos; o sera un exiguo cúmulo de polvo que ambos ignorarán con placidez. 

Mi apreciación final es que este mundo sería mejor (o al menos más auténtico, más amable) si la gente se enamorara sin miedo, más aún si se dedicara a enamorarse, como la experiencia más completa, el trip más largo, el riesgo que más vale la pena correr... La mejor pasta de mediodía.














Si esta entrada fuese un refresco, este sería el acidulante




Sí, es personal. Siempre lo fue

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