Paranoia Al Amarillo Número Cinco

He aquí la genuina intención de convertir el mundo en una fiesta

jueves, 14 de agosto de 2014

High, Crazy And Boliviano Love

Tocaba, si mal no recuerdo, Seguridad Nacional.  Germán se había ido a un rincón del local con una morenita engatusada por su disertación sobre la cantidad de ron perfecta en un cuba libre. Yo seguía bebiendo en la barra al lado de un tipo que parecía una versión, mucho más sucia y desteñida, de Rick Astley. Miraba la tarima pero en realidad no miraba a ninguna parte. Tenía etiqueta de ahuevoneado premiun; la que sólo pueden permitirse los que nacieron más acá y no más allá de Plaza Venezuela. Tarareo "never gonna give you up" con el fondo de "uñas asesinas". Recuerdo lo malo que era Astley. Le doy otro sorbo al trago. 

No sé si fue antes o después de que se acabara la canción que me di cuenta que estaba abismalmente aburrido. Terminé mi trago y busqué a Germán con la mirada. No lo encontré. Media hora después me escribiría un mensaje diciendo que coronó con la morena y que podía irme tranquilo. Ya iba por la Urdaneta cuando recibí el mensaje. Libre de culpa encendí un cigarro y aceleré. 

Al día siguiente me desperté después del mediodía. Agarré una birra de la nevera y empecé a escuchar ruidos raros en el cuarto de Germán. Había dejado la puerta abierta. La morena tenía un pito de marihuana en la boca y chillaba, desnuda, al compás de "El rap de la ciudad". Estaba apoyada del marco de la puerta. A su espalda Germán dormía boca arriba y roncando. Ella ni siquiera estaba sorprendida. Nos miramos unos segundos antes de que ella me ofreciera el porro. Le di dos jalones sin dejar de mirarla y se lo devolví. Se empezó a acercar.

- A Germán nunca le ha gustado que le fumen en el cuarto 

Le cerré la puerta en la cara, busqué otra birra y me metí en la cama. Estaban dando un maratón de "Mil maneras de morir". La puerta se abrió justo en el instante al que a un tipo se le abría el estómago por un clavo mal puesto. Germán, con cara de resaca, me dijo que iba a comprar desayuno para los tres. 

- ¿Los tres?

- Sí - bajó la voz - ¿no viste a la jeva? 

- No

Me levanté de la cama. Ella estaba despierta y las sábanas le cubrían hasta el ombligo. Se cubría el pecho con un brazo. Algún vecino tenía puesto Lamento Boliviano a todo volumen. Empezó a mover las piernas  haciendo formas bajo la tela. Tarareaba la canción. Me senté en la cama y encendí un cigarro. Me sentía un rockstar con una groupie desnuda metida en la cama, a la que no podía tocar por ser menor de edad. Ella sólo cantaba entredientes y se me montaba encima.


"Es mi situación
una desolación
es como un lamento, lamento boliviano"

Sonó la puerta. Germán gritó desde la cocina que fuéramos a comer. Ella se paró de golpe, agarró su ropa y entró al baño. Yo me quedé mirando la puerta catatónico, desconectado. Fundido.  


II

No volví a verla hasta dentro de dos semanas. Germán no la había mencionado de nuevo y cada vez que le preguntaba al respecto me daba evasivas. El día en cuestión la llevo al apartamento. Se encerraron en el cuarto y al rato pude escuchar el chillstep  y el olor a ganjah escalaba por las paredes. Yo veía Fight Club por duodécima vez. Germán tocó mi puerta buscando condones. 

- En el mueble del baño

- Gracias man, gracias, man, gracias, de pana te la debo, man

Los ojos rojos hacían un contraste increíble con su pupila azul. 

Me quedé dormido. Cuando desperté, en la pantalla rebotaba el logo de Panasonic y el apartamento estaba callado. Muy callado. Salí, me serví agua y volviendo al cuarto la vi. Estaba en ropa interior  sentada en la mesa de la sala, mirándome a los ojos. Aún en la oscuridad distinguía sus pezones asomándose entre el tejido de encaje. La carne, como reza el dicho, es débil. Me la cogí dos veces y ella me cogió dos más. 


III

Me despertó Chocolate, de 1975, a todo volumen. El buen sexo es como una borrachera, al día siguiente despiertas renovado, extrañado de seguir vivo. Ella obviamente no estaba en mi cuarto. Salí, y en la sala Germán se provocaba espasmos en brazos y piernas, en un acto que el llama "bailar". 

- Maaarico, encontré esta banda, está brutal man

Hice que me reía y saqué un trozo de pan de la cocina. 

- Mira, ¿y la jeva esta?

- No sé, el que se la cogió fuiste tú - dijo, poniéndole pausa a la música

Me atraganté con el pan. Dejó de bailar y metió sus ojos azules en el centro de mi cara. Cuando se pone así debo confesar que me cago. No sé qué cantidad de ácido o de monte o de coca te convierte en un asesino, pero estoy seguro que Germán estaba cerca de esos niveles. Hice un inventario de lo que tenía alrededor (el florero de la mesa, un cuchillo decente en la cocina, una estatuilla de madera puntiaguda) en caso de que se le terminara de ir la olla. 

- Ella es la que quería. Si a ti te parece normal que se pasee semidesnuda por la casa estando yo, bueno. Pero no me vengas con la paja de que yo la busqué

Desencajó la mandíbula. Empezó a reírse

- Tranquilo viejo, yo no tengo peo en compartir. Además, es senda pajúa

- ¿Por qué?

- Confundió un Rembrant con un Monet, y a Jack White con Aerosmith. Dime, ¿tú te imaginas a Steven Tyler cantanto Lazaretto? ¿no? Yo tampoco. Y salió esa jeva a decir semejante huevonada. Pa' un polvito no está nada mal, pero...  

Hizo un gesto de resignación, le dio play a la música y siguió contornéandose. 

IV

- ¿Por qué le dijiste que era Aerosmith si sabías que era Jack White?

- Porque es un huevón.

Hablábamos mirando al techo, haciendo contacto visual sólo para besarnos. Ya no venía al apartamento por Germán sino por mí, y al parecer él no tenía problema. Ella empezó a venir dos, tres, hasta cuatro días seguidos. Teníamos sexo por toda la casa, nos fumábamos el monte de Germán, escuchábamos música, veíamos Fight Club por trigésima vez. Yo le decía que ella era una Marla Singer morena, y ella me preguntaba si entonces yo era Brad Pitt. 

- Ni de vaina, yo estoy mucho más bueno que él

Vivíamos una rutina perfecta y decadente a la vez, de robar enlatados y tirar en la cúspide del sopor de la tarde, sin importar las cantidades industriales de sudor. El mundo dejó de ser hostil. Teníamos garantizados diez metros por doce de seguridad, clemencia y sí, probablemente amor. 

V

Sonaba Dame Pa' Matala. Estábamos en el apartamento de la playa de su papá. Yo estaba haciendo pasta. Ella se ponía el bikini en frente de mí.

- Estoy enamorado de ti

Ella se limitó a mirarme.  A reírse. A decirme que ella también. 

La pasta sabía excelente. 

VI

Estaba revisando la correspondencia en la planta baja del edificio cuando algo me golpeó en la nuca. El contorno de las cosas se volvió difuso. Cerré los ojos y me abracé a la inconsciencia. Alguien detuvo mi caída.

Desperté viendo fragmentos de rayos de luz a través de una bolsa tejida. Estaba atado de pies y manos a una silla acolchada. Tenía teipe plomo en la boca. Alrededor se escuchaba gente.

- Ya se despertó

Me quitaron la capucha. La luz me encegueció por un instante. Enfoqué de a poco una cara, luego un cuerpo y finalmente toda la habitación. La versión sucia de Rick Astley me hacía señas con las manos. Su voz tardó en configurarse en algo más que un eco difuso.

- Epa, epa, ¿estás bien?

A sus espaldas había dos tipos. Uno de pelo largo y barba, el otro con shorts playeros y un bronceado reciente. Ambos cargaban una escopeta guindada al cuerpo y un revólver en la cintura. Empecé a sudar frío

- Coño, váyanse y escondan esa mierda, ya lo asustaron - Astley parecía ser el jefe. 

Nota mental uno: no volver a burlarnos de Astley. Nota mental dos: ignorar la nota mental uno tan pronto me suelten estos locos. 

- ¿Estás bien bro? Tranquilo, no te vamos a hacer nada

- No tengo plata viejo, estoy pelando bola, comparto un  apartamento en El Paraíso con un pana. Mi vieja...

- No no, cállate. No queremos plata

- ¿No? ¿Entonces qué?

- Tú empezaste a salir con una jeva hace poco...

Volvió el sudor frío. Puse empeño en soltarme, pero el nudo estaba bien hecho. Me quitaron la llave en forma de serrucho que guardaba para estas ocasiones.

- Ella - sostenía una foto suya, con el pelo un poco más largo pero sí, era ella - No tienes que confirmarlo, ya nosotros nos encargamos de eso

- ¿Qué quieren con ella?

- ... Ese no es el punto. El punto es que ella no es quien tú crees que es

- ¿Ah no? ¿Y quién coño eres tú para empezar?

- No, ese tampoco es el punto. El punto es ella. ¿Cómo te dijo que se llamaba?

- ...

- No te ha dicho ni nombre ¿verdad? 

- No

- Bueno, algo parecido nos ha pasado a todos nosotros

- ¿Nosotros quiénes?

- A los tipos que se acaban de ir y a otra docena. Nosotros estuvimos en tu sitio en algún momento. La conocimos, era de pinga, y de repente ¡baum! Caíste como un pajúo y te enamoraste

- Ajá

- Bueno... Tienes mucha leche de seguir vivo. De que te encontráramos primero que ellos

- ¿Ellos quién?

- El papá de ella, sabes que es un tipo de plata, ¿no?

- Sí

- Bueno, ella le paga a un grupito de tipos para que mate a todos los que se enamoran de ella. Y les pide que lo graben. Ella se tripea eso

- ... ¿Qué?

- Así como lo oyes, bro. Es más - sacó unas fotos de su chaqueta - ¿Ves esta foto? Es de antier. Es ella con un tipo. Ángel Lozada. El carajo le llevo flores y le pidió que se mudara con él. Amaneció hoy en la Caracas - La Guaira con un mosquero en la boca

- ¡No tiene nada que ver!

Cambio la foto. Un hombre echado contra una pared con tres agujeros sanguinolentos en el pecho.  

- Eduardo Rincón, le presentó a la familia y la invitó a  Punta Cana  con él tres semanas. Amaneció en un apartamento en Guatire con tres tiros en el pecho

- Viejo, estamos en una de las ciudades más...

Fotos censuradas de extremidades. Una parece ser la cabeza. 

- Eduardo Solano, le propuso matrimonio en un arranque de cariño. Bala en la sien y en una cuneta en Higuerote. Alejandro Marcano, le dijo que se escaparan a Europa. Una bala en la nuca, lo quemaron, lo picaron, lo violaron y lo encontraron en Guacara, Cumaná y Valencia. ¿Sigo?

- Okey... okey... imagínate que te creo, ¿cómo es que ustedes están vivos? 

- Pura suerte man. Nos desaparecimos, echamos plomo cuando tuvimos que echarlo. Después de un tiempo nos dejaron en paz, y ahora nos dedicamos a salvar a los demás desafortunados que se enamoran de ella. 

En algún punto de la conversación me pincharon el cuello, me dejaron dormido y botado en el Parque Del Este con un ticket de metro inservible en el bolsillo. Pasaron varias semanas en las que pensé que me habían secuestrado una panda de fundidos por el monte, amigos de la carrera de Germán (sociología), como parte de un experimento social. Al menos es lo que me dije a mí mismo. 


VII

Estábamos en su Yaris. Tenía puesto Stayin Alive. Nos paramos en un Farmatodo a comprar condones y Doritos. Yo me quedé en el carro. Me gustaba la canción

Well, you can tell by the way I use my walk 
I'm a woman's man: no time to talk 
Music loud and women warm, I've been kicked around 
since I was born.


La primera ronda de escopeta reventó el vidrio de atrás. Pude sentir trocitos de vidrio rayarme la nuca. Empecé a escuchar gritos, tres disparos más que impactaron en algún lugar del parachoques de atrás, y una sirena. Barry Gibb cantaba igual de tranquilo. Salté al asiento del piloto, puse primera y aceleré. Las balas le sacaban chispas a la carrocería.

Well now, I get low and I get high,
And if I can't get either, I really try.
Got the wings of heaven on my shoes.
I'm a dancin' man and I just can't lose.


Frené de golpe en la entrada. Ella salía corriendo cubriéndose la cabeza. Le bajé el vidrio de pasajero y saltó adentro del carro. Una bala pegó en el espaldar del copiloto. Saltaron un montón de restos de gomaespuma y tela desgarrada. Omitiendo los disparos, podía ser una perfecta escena de pelea de almohadas sexy.

You know it's all right. It's OK.
I'll live to see another day.
We can try to understand
The New York Times' effect on man.


Los cauchos dejaron una marca opaca en el cemento. Evité un poste de luz, me llevé por delante una papelera (de la alcaldía) y agarramos la avenida a 120. Tardamos media hora para convencernos de que nadie nos seguía. 



Ella estuvo de acuerdo en que no podíamos volver a casa de ninguno de los dos. Pasamos primero por la suya y después por la mía a buscar ropa. Yo recordé que Germán guardaba una .357 al lado de su marihuana. Me la llevé, pero dejé una nota. Nos fuimos a un apartamento de su tío en Los Teques. El apartamento tenía olor a hongos, y si me acercaba lo suficiente a las almohadas veía los ácaros pasearse en las manchas de sudor. Fuera de eso, estaba bien.  

VIII

La noche prometía ser una sucesión de ansiedad, con una película doblada de Venevisión (el único canal que se veía) como único mitigante. La luz del televisor proyectaba formas verdosas e irregulares por toda la sala. Un Asier reggaetonero le hacía una estruendosa oda al alcohol en algún lugar del estacionamiento. 

El primer tiro entró por la ventana. El hueco en la cortina dejó un halo de luz extraño en la penumbra de la sala. Una ronda de escopeta agujereo la vieja puerta de madera. Corrí a buscar el .357. Ella se escondió detrás del sofá. La primera bala la disparé a través de la puerta. Alguien chilló y cayó herido al otro lado. Tres balas más entraron por la ventana. Era obvio que yo y cinco balas no éramos suficiente. Ella parecía aterrada. Recordé al Astley sucio. Pensé en el título de mi autobiografía: "En medio de un tiroteo, uno manda a la mierda todo muy fácil". La apunté con el revólver.

- ¡Si vuelven a disparar la mato!

Cesaron los disparos por la ventana

- ¿Qué coño te pasa?

- Estos tipos me quieren matar es a mí, ¿o no?

Un tiro de escopeta pegó cerca del pestillo. 

- ¡Si tumbas esa puerta la mato mamagüevo, te juro que la mato! 

- ¡¿Qué estás haciendo?!

- Jodiéndote el espectáculo

No hubo más disparos. Dos voces discutían a gritos en el pasillo. Concluyeron: 

- ¡Déjala salir y no te hacemos nada!

Le puse el cañón en la quijada. Se levantó quejándose de que le hacía daño. Me di cuenta que estaba jodido ya cuando empezaba a caminar hacia la puerta. Si la soltaba, tenían vía libre para dejarme como un colador. 

- Eh eh eh, espérate...

Un cañón frío dio contra mi nuca. Recordé si había dejado de revisar algún lugar al entrar(closets, bajo la cama, la ducha... La ducha). Solté el revólver. La voz me sonó familiar.

- De rodillas

El Astley de cabello pajizo empuñaba una Mp5 y la pegaba contra mi cabeza

- Listo, ya pueden entrar - dijo

Los mismos dos tipos del hangar entraron al apartamento. A lo lejos se escuchaba Lamento Boliviano, otra vez. Pensé que, o estaba alucinando, o dios debía estar cagado de la risa. 

"Y hoy estoy aquí
borracho y loco
Y mi corazón idiota
siempre brillará"

Ella se me acercó hasta casi besarme

- Si te hace sentir mejor, eres el que más me ha gustado. Tanto que lo quise ver en vivo.  

Intenté aferrarme a esa frase para encontrar consuelo, pero no pude. Terminé sintiéndome más estúpido. El revólver, estando arrodillado, me quedaba a mano. Ella se había dado vuelta. Esperé al "por siempre" del coro y esa fue mi señal.

Con una mano aparté la metralleta de mi nuca y con la otra alcancé el revólver. Pude echar un tiro antes de que los dos tipos de la puerta me reventaran a plomo. Mientras me desvanecía veía la mancha de sangre en la camisa de ella hacerse más y más grande. 

"Y yo te amaré
te amaré por siempre"

- ¡Le pegó un tiro mamagüevo! ¡Llama una ambulancia! 

- ¡Voy, voy!

Todo se volvió negro. 

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